Mercado del Alto: El Garibaldi poblano

 

Guadalupe Juárez

Puebla, Pue.- Por las noches los mariachis, los tríos y uno que otro grupo de música banda entonan melodías mexicanas a quienes los contraten, aunque la espera para algunos dura desde que sale el sol hasta que es de madrugada.

Durante el día, el olor de las cemitas poblanas, molotes, chalupas, pelonas, tostadas, o comida casera, se desprende de las cocinas de cada puesto del mercado del Alto, ubicado en el barrio más antiguo de la capital poblana.

Por sus características y ambiente, es comparado con Plaza Garibaldi, debido a que es común que alrededor del mercado los mariachis, enfundados en sus trajes típicos y tener en mano sus guitarras, violines, trompetas, trombones y bien puestos sus sobreros, mientras esperan a sus clientes para ofrecerles su música y en ocasiones llevar serenata a sus casas o ahí mismo.

Cada 22 de noviembre, los músicos del mercado del Alto celebran a su patrona Santa Cecilia, a quien dedican sus mejores melodías y las mañanitas, ante los ojos de sus espectadores que aplauden con cada estrofa entonada. Antes, un párroco ofrece una misa para la figura religiosa que es venerada por cada mariachi.

El mercado abarca una manzana completa y se encuentra frente a Casa Aguayo, un edificio gubernamental donde en la actualidad despacha el gobernador del estado; a un costado se encuentra El Portalillo, donde se ubica más personal de gobierno.

En el lugar, ubicado sobre la avenida 14 Oriente y 14 Norte, también puedes degustar de tamales, memelas, quesadillas y comidas caseras que preparan los locatarios en el espacio, el cual al inicio de su construcción era utilizado para la venta de frutas y verduras, los cuales se comercializaban en La Victoria, otro de los mercados más populares de la zona céntrica de la ciudad.

El mercado del Alto recién cumplió 90 años desde su fundación, ya que se inauguró en 1939. El edificio fue nombrado como mercado José María Morelos, cuando Leonides Almazán era gobernador.

Las paredes son rosas, y la entrada principal es amarilla, con un portón azul que está abierto de par en par para recibir a los visitantes.

Al interior es común encontrarse con papel picado en el techo, cada local está pintado de rosa y cuenta con mesas, por lo regular de plástico con sillas del mismo material.

Al entrar es común que frente a tus ojos haya varias cartas de los antojitos mexicanos, y sobre todo, poblanos que ofrecen los locatarios.

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